Las puertas antiincendio a menudo deben afrontar retos de naturaleza diversa, la expansión de las llamas por propagación, el aislamiento térmico, la estanqueidad contra humos tóxicos y la seguridad. Para ello disponemos de dos productos diferenciados para solventar las dos vertientes de la problemática contra incendios. Una son las puertas batientes para el paso de personas y la otra las puertas correderas para sectorización de espacios.
Aunque deseamos que nuestras puertas nunca deban demostrar su eficacia, disponemos de los certificados de ensayo y cumplimiento de la normativa para todas ellas.
Las puertas peatonales abatibles cortafuegos de una o dos hojas, son siempre de apertura manual, se configuran con bisagras con muelles internos que proporcionan el cierre automático.
De apertura siempre hacia el exterior pueden equipar desbloqueo mediante barra antipánico, que produce la apertura liberando la cerradura con tan solo ejercer presión desde el lado interior de la puerta y sin usar las manos. El contorno de la puerta incorpora junta ignífuga auto expandible, que en caso de llegar las llamas o el calor intenso hasta la puerta, la junta se expande creando un cierre estanco a los humos tóxicos, aportando así una barrera de gran eficacia.
Hay diferentes modelos con diversos grados de resistencia a la exposición al fuego de 60 a 120 minutos según las necesidades, con grosores que van desde los 63 a los 73mm. Se trata de dos hojas de acero de 1,2mm de espesor entre las cuales se inserta un relleno de fibras aislantes ignifugas cerámicas de alta densidad.
Se puede incorporar ventanas acristaladas, circulares o rectangulares, en la propia hoja de la puerta sin alterar las características físicas de resistencia al fuego.
Se suministran e instalan con acabados en colores de la carta RAL.
Las puertas correderas para sectorización de espacios, para almacenes o industriales pueden ser motorizadas para su apertura, pero el cierre es siempre automático incluso en situaciones de falta de fluido eléctrico.
El accionado del movimiento de cerrado se realiza mediante un mecanismo de contrapeso oculto, o mediante guías inclinadas. En cualquiera de los dos casos la sujeción de la puerta abierta lo realiza un electroimán. El electroimán libera la puerta, ya sea por orden de la alarma antiincendios, o por acción manual, también por falta de suministro eléctrico. El cerrado automático se produce a velocidad constante según los limites de velocidades máximas y mínimas que impone la normativa.
La resistencia al fuego va desde los 90 a 180 minutos para paneles tipo sándwich, conformados por dos láminas de acero de 1,5mm de espesor rellenos de fibra cerámica de alta densidad, que van desde los 63 a 105mm de espesor. La unión entre las chapas del panel se realiza alternando puntos en ambas caras, garantizando un índice de protección e integridad del conjunto simétrica en ambos lados.
El contorno de la puerta también incorpora junta ignífuga auto expandible, que en caso de llegar las llamas o el calor intenso hasta la puerta, la junta se expande creando un cierre estanco a los humos tóxicos, proporcionando así una barrera de gran eficacia.
Estos cerramientos también pueden incorporar ventanas acristaladas en la propia hoja de la puerta sin alterar las características físicas de resistencia al fuego.